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Fray Estefan - "Dios me ve" |
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Los contemporáneos y amigos del beato fray Nehme relatan que siempre repetía, en secreto y en publico, esta expresión: “Dios me ve”. Tenía ante los ojos a Dios, y hacía todo su trabajo como si estuviera en presencia de Dios. Repetía esta expresión seguro de que Dios le estaba mirando fijamente, penetrando en lo más profundo de su ser, para sondear sus pensamientos y sus deseos.
“Dios me ve” era el lema de vida del venerable fray Estefan Nehme, meditaba en su significación espiritual y se refugiaba en el cuando las tentaciones y las dificultades turbaban la lucidez de su espíritu y la pureza de su mente. El pensamiento en Dios dominaba todos sus pensamientos. Dios y siempre Dios. Dios está aquí, murmura en su corazón, y así el trabajo se hace con más ánimo y el dolor se vuelve menos intenso. “Dios me ve” y la obediencia vuelve más fácil, la pobreza vuelve agradable, la tentación se aleja. “Dios me ve” y el ardor chispea, el poder físico se agranda. “Dios me ve” y la intención vuelve pura, los meritos se multiplican. “Dios me ve” y el pensamiento en Dios no abandona al beato. Su recompensa en los cielos era la felicidad eterna. Tenía el pensamiento en Dios en él y a su alrededor. En el gorjeo de los pájaros, el verdor de los árboles, la cosecha, la trilla del trigo, en todo esto veía Dios. Lo veía en estas cosas aún más que en las fortunas y el dinero, y más que en la buena salud.
No es suficiente para el amor la presencia del querido, sino hablar con él con respeto, confianza y alegría. Rezaba “Dios me ve” con mucho respeto. El “Padrenuestro”, que era un acto de esperanza y gratitud para él, lo rezaba con suavidad de tal manera que la presencia de Dios llenaba el corazón del monje orante de alegría y consuelo. Jamás empezaba un trabajo o una oración antes de decir con humildad: “Ahora voy a hablar a Dios, Dios me ve.” Así su interior se enciende más y más, se elevaba con una piedad ardiente, y le cubre una paz celestial.
“Dios me ve” era el lema que había realizado efectivamente fray Estefan. Trabajaba en cada oportunidad, prolongaba su vida haciendo todo lo que complace a Dios. Decidió bajo la mirada de Dios, gustar a los ojos de Dios. Había trabajado con amor total, llenaba su día de trabajos pequeños cumplidos por amor. Estefanos, que seas bienaventurado, eres un monje perfecto que había consagrado su trabajo a Dios para salvarse. “Dios me ve”: Prefieres la muerte antes de pecar. De tu Señor has obtenido la gloria, y has vuelto de los cielos donde demoras para sembrar las gracias y los bienes.
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