“Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente”. Después de haber muerto, el cuerpo del humano regresa a la tierra de la cual fue tomado, es la naturaleza de la vida y muerte. Algunos piensan que Dios preserva de la aniquilación y de la degeneración el cuerpo de algunos de sus devotos santos, por la grandeza de sus santidades y como permisión de su veneración. Otros piensan que Dios deja el cuerpo de algunos santos incorruptos para que sirvan de buenos modelos a seguir y ejemplos vivos a los creyentes. Lo más correcto es que la incorrupción del cuerpo no es la única prueba para mostrar la santidad de quien cuyo cuerpo no degenera después de la muerte. Hay varios santos cuyos cuerpos se degeneraron después de la muerte, sin embargo la Iglesia les elevó a los altares y les declaró santos. Trece años después de la muerte de fray Estefan, es decir en 1951, el padre Yusef El-Surati murió en el monasterio de los Santos Cipriano y Justina en Kfifan. Los monjes abrieron la tumba para enterrarlo y encontraron el cuerpo de fray Estefan todavía vivo, como si hubiera muerto en aquel momento. Estaba aún suave, completo con todos sus órganos, el pelo de su cabeza y su barba no había caído, las polillas no habían destruido su ropa que había quedado intacta. Entonces le trasladaron del suelo de la tumba a un ataúd. En 1962, un medico fue designado por el respetado padre Ignasios Khachan, el superior del monasterio de Kfifan, para examinar el cuerpo de fray Estefan. Encontró que todos los órganos de su cuerpo eran preservados de la corrupción y de la deformación visible. Cuanto al color del cuerpo, era moreno, y las extremidades estaban suaves y casi naturales, igualmente la piel del abdomen y sus músculos. El pelo no había caído. Después de que los habitantes de los alrededores del monasterio de Kfifan y todos los libaneses supieron que el cuerpo de fray Estefan Nehme había quedado vivo, y que la noticia de que fuera preservado de la corrupción se difundió, las muchedumbres se afluyeron para visitar su tumba, esperando recibir sus bendiciones… Por consiguiente, el poder supremo de la Orden ordenó el cierre de la puerta de la tumba y el cierre hermético del ataúd donde estaba el cuerpo de fray Estefan que sigue vivo y incorrupto hasta este día. El proceso de este fraile labrador está en el camino hacia la santidad después de que su cuerpo quedó testigo de esta santidad y un modelo para nosotros a seguir para vivir la profundidad de nuestra vida cristiana con santidad y pureza, y acercarnos de Dios Santo que siempre nos invita y llama a llenarnos de su amor paternal, el propósito de nuestra existencia y nuestro camino hacia El.
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